Por
Movimiento Etiopía
• Luciano Nahuel Arruga era un chico de 16 años que vivía en Lomas del
Mirador. “Estaba por empezar la secundaria, trabajaba en una fábrica de
fundición –contó su hermana,Vanesa Orieta–. Era de River y le gustaba Charly
García. Cada tanto cartoneaba para tener algo más. La policía lo paraba
acusándolo de robo, yo iba a buscarlo y les decía a los policías: ‘¿Dónde está el móvil para robar, el carrito
de cartoneo?’. Eran excusas para hostigar a chicos como él".
El 21 de septiembre de 2008, Luciano fue llevado al destacamento de
Lomas del Mirador. “¡Vanesa, me están pegando!”, gritó mientras su hermana
esperaba que lo liberaran. Cuando salió, señaló a uno de los golpeadores. Todos
se negaron a dar sus nombres. “Acá no te hicimos nada, negrito de mierda, te
vamos a llevar a Quintana para que te violen, o terminás en un zanjón”, lo amenazaron.
En el policlínico de San Justo verificaron los golpes. En las semanas
siguientes, volvieron a detenerlo varias veces en la calle.
El 31 de enero de 2009 fue la última vez que vieron a Luciano. Salió
con sus amigos, a la noche, y no volvió más. Vanesa y la mamá de Luciano, Mónica,
comenzaron a buscarlo desesperadamente, en comisarías y hospitales, desde la
madrugada de aquella noche, y presentaron un hábeas corpus que fue rechazado.
Uno de los primeros apoyos que recibieron en su búsqueda fue del Centro de
Estudiantes de la Facultad de Ciencias Sociales de la UBA y de la FUBA, que
hicieron una marcha con pancartas con la cara de Luciano. Sin embargo, los
medios de comunicación ignoraron la manifestación. “Buscamos a Luciano con la esperanza
de que esté con vida, pero somos conscientes de que quizá ya no se apunte a
eso”, asimilaba Vanesa en marzo de 2009.
En abril de 2009 se conocieron más datos: en las semanas anteriores, Luciano
se había negado a robar para la policía. “Varios vecinos coinciden en que antes
de que se lo llevaran en un patrullero, mi hermano le responde a un policía:
‘No, yo no voy a agarrar eso, eso no es mío’. Ahí lo golpean, se lo llevan y no
se sabe más de él”, contaba Vanesa. Algunos de sus amigos confirmaron la
extorsión policial. Tiempo después, su mamá afirmó que Luciano le había contado
que un agente policial le había ofrecido que robara para él.
En 2011, el destacamento de Lomas del Mirador fue cerrado luego de
múltiples pedidos de los Familiares y Amigos de Luciano. El espacio fue cedido
para actividades culturales.
Los delitos en el caso de Luciano Arruga no se limitaron a su tortura,
persecución y desaparición en 2009. El 3 de agosto de 2012, Mario, hermano de Luciano
Arruga, caminaba por Lomas de Mirador. De un auto sin patente bajaron un
policía uniformado y uno de civil. Lo pusieron contra la pared y lo increparon.
Dos semanasantes, habían robado documentación sobre el caso que estaba en la Casa
de la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos de La Matanza. Se
evidenciaba que la Policía intentaba eliminar pruebas de su participación en el
hecho.
El 17 de octubre de 2014, cinco años y ocho meses después de su desaparición,
el cuerpo de Luciano fue hallado. Fue el fruto de la lucha de sus familiares y
amigos, y del habeas corpus presentado seis meses antes por el Centro de
Estudios Legales y Sociales (CELS). Luciano estaba enterrado como NN (persona
con identidad desconocida) en el cementerio de la Chacarita. Eso de ninguna
manera puso fin a la lucha: significó un nuevo impulso para seguir reclamando
justicia y condena para los responsables de sus detenciones ilegales, torturas
y desaparición.
El 15 de mayo de 2015, en fallo unánime, el Tribunal Oral Criminal 3 de
La Matanza condenó a 10 años de prisión a Diego Torales, ex policía bonaerense,
coautor penalmente responsable de torturas físicas y psicológicas a Luciano
Arruga. Se confirmó un dato que casi tod@s sabíamos: a Luciano la Policía
bonaerense lo detuvo ilegalmente y lo torturó cuando tenía 16 años. Entonces,
en vez de cometer el error de pedir más policías, ¿por qué no nos unimos para
exigir distribución de la riqueza, castigo a la corrupción política y policial,
respeto a los derechos humanos y a las necesidades básicas de las personas? Abrazamos
a los familiares y amigos de Luciano por marcarnos el camino con su valiente
lucha.
• ¿Por qué abrazamos a Luciano?
Nació un 29 de febrero, pero
anotaron “28”. Para que tuviera más cumpleaños, seguro. Para que supiera cuándo
festejar. Pero no tuvo muchos cumpleaños: solamente 16. Porque, como era pobre,
y morocho, y adolescente, y de un barrio del conurbano, y especialmente porque
se negó a robar para la Policía, a Luciano lo detuvieron ilegalmente, lo
torturaron, lo volvieron a secuestrar, lo mataron y desaparecieron su cuerpo
durante 2085 días. Le quitaron todos los cumpleaños que le quedaban: el de
2009, el de 2010, el de 2011, el de 2012. El de cada año. En febrero, Luciano
cumpliría años y se juntaría con sus amigos, escucharía a Charly García, leería
a Julio Verne, habría cartoneado o, con un poco de suerte, sería parte de una
cooperativa de trabajadores. Y lo que
más duele: si Luciano sería un luchador más, uno de los mejores. Porque si a
los 16 tuvo tantísimo coraje para enfrentarse al poder, a la represión, a la
injusticia, hoy sería un orgullo para tod@s l@s que soñamos un mundo más justo.
Luciano, de la forma que sea, te abrazamos con todo nuestro corazón.
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